Puede pensar que la depresión es algo que solo padecen los adultos, pero la depresión infantil es muy real y se ha diagnosticado a niños de edades tan tempranas como la edad preescolar. La depresión infantil no solo dificulta que los niños aprendan, jueguen y hagan amigos, sino que también aumenta el riesgo de depresión en el futuro. Si cree que su hijo podría estar deprimido, no ignore el problema. Observe su comportamiento y hábleles sobre su estado de ánimo. Si aún está preocupado, tome los siguientes pasos para obtener ayuda para ellos.
Pasos
Método 1 de 3: notar cambios
Paso 1. Observe si su hijo parece persistentemente triste o apático
Los niños deprimidos a veces se ponen tristes, lloran mucho o se quejan de sentirse deprimidos. También pueden parecer aburridos todo el tiempo o perder interés en sus actividades favoritas.
Por ejemplo, si su hijo dice a menudo cosas como "Nada es divertido" o "No tiene sentido intentarlo", es posible que esté deprimido
Paso 2. Escuche cómo su hijo habla de sí mismo
Una actitud negativa y autocrítica puede indicar depresión. Preste atención si su hijo se culpa a sí mismo por cosas que no son su culpa o si se humilla todo el tiempo.
Por ejemplo, no ignores comentarios como "Lo arruino todo" o "Soy el peor estudiante de la escuela"
Paso 3. Observe si su hijo parece irritable o enojado
Los niños deprimidos a menudo expresan sus sentimientos respondiendo a los adultos, peleando con sus hermanos o compañeros y sintiéndose frustrados con mucha facilidad. Si el temperamento de su hijo ha mejorado últimamente, es posible que haya un problema.
Algunos niños deprimidos no pueden manejar las críticas constructivas. Pregúntese si su hijo se enoja o se rinde por completo después de que usted lo corrige sobre algo
Paso 4. Preste atención a los hábitos alimenticios y de sueño de su hijo
Si su hijo ha comenzado a quedarse despierto hasta altas horas de la madrugada, o si tiene dificultades para levantarse de la cama, es posible que esté deprimido. Los cambios de peso, la pérdida del apetito o los antojos de alimentos también pueden indicar que algo anda mal.
Paso 5. Fíjese si su hijo tiene problemas en la escuela
Preste atención si su hijo comienza a tener problemas en la escuela, como baja asistencia o malas calificaciones. Hable con los maestros de su hijo con regularidad para que pueda estar alerta de cualquier problema tan pronto como surja.
Paso 6. Vigile la vida social de su hijo
Pregúntese si su hijo parece más retraído de lo habitual. Los niños y adolescentes deprimidos a menudo se alejan de los miembros de la familia y comienzan a pasar más tiempo solos, o pueden volverse reacios a ver a sus amigos o ir a la escuela.
Paso 7. Tome en serio las quejas sobre dolores y molestias
¿Su hijo se queja de dolores de cabeza, de estómago u otros síntomas físicos misteriosos que no parecen tener una causa? La depresión puede causar dolores y molestias que no desaparecen ni siquiera con analgésicos u otros tratamientos.
Si su hijo habla de síntomas físicos con frecuencia, llévelo al médico para ver si ocurre algo más
Paso 8. Reconozca el impacto de los eventos que cambian la vida
Si su hijo ha pasado por una experiencia traumática, como un divorcio de los padres o una enfermedad o lesión grave, tome nota de cómo le afecta. Otros eventos que pueden afectar a sus hijos incluyen el abuso, la pérdida de un ser querido u otro trauma.
Método 2 de 3: Hablar con su hijo
Paso 1. Ayude a su hijo a confiar en usted
Sea paciente y amable con su hijo, incluso si su comportamiento le frustra. No adquiera el hábito de regañarlos o criticarlos, o no querrán abrirse a usted. Muéstrales que te preocupas por ellos y que quieres escucharlos.
- Si necesita disciplinar a su hijo, no lo haga por enojo. Mantenga la calma y asegúrese de que su hijo comprenda por qué se aplica la disciplina.
- Genere confianza escuchando a su hijo cuando le habla. Toma en serio sus sentimientos y preocupaciones.
Paso 2. Pregúntele a su hijo cómo se ha sentido últimamente
En un momento oportuno, pregúntele a su hijo si quiere hablar sobre algo. Mencione cualquier síntoma preocupante que haya notado.
- Por ejemplo, podrías decir: "¿Qué has estado pensando últimamente, Elise? He notado que no sales mucho de tu habitación estos días. ¿Esta todo bien?"
- Elija un momento en el que usted y su hijo no estén ocupados o distraídos.
- Muchos niños solo necesitan un poco de pautas para comenzar a hablar, pero si su hijo se calla, no los presione para que se abran a usted. Vuelve a intentarlo en otro momento.
Paso 3. Escuche a su hijo
Independientemente de lo que le diga su hijo, préstele toda su atención. No interrumpas. Si su hijo parece tener dificultades para expresarse, hágale preguntas para ayudarlo a encontrar las palabras que necesita, pero no se lo meta en la boca.
Por ejemplo, si su hijo tiene problemas para hacer amigos en la escuela, podría decir: "Parece que te sientes mal contigo mismo porque los otros niños no te piden que juegues con ellos. ¿Está bien?"
Paso 4. Lea entre líneas
Es posible que su hijo no sepa cómo identificar y expresar sus sentimientos, especialmente si es pequeño. También pueden sentirse avergonzados de hablar sobre sus problemas. Presta atención a su lenguaje corporal y las cosas que no están diciendo además de lo que te están diciendo.
Por ejemplo, si su hija se retuerce, evite el contacto visual y se cruza de brazos mientras le dice que no pasa nada, es posible que no esté diciendo la verdad. Intente hacerle algunas preguntas suaves para ayudarla a abrirse
Paso 5. Consulte con su hijo con regularidad
Adquiera el hábito de hablar con su hijo todos los días. Aprenda cómo es su vida: con quién pasan el tiempo, cómo se sienten con respecto a la escuela y cuáles son sus esperanzas y preocupaciones. Cuando esté en sintonía con su hijo, notará más rápidamente cuando algo no funciona.
Método 3 de 3: Dar los siguientes pasos
Paso 1. Evite sacar conclusiones precipitadas
No intente diagnosticar a su hijo con depresión usted mismo. Incluso si muestran algunos de los síntomas de la depresión, es posible que en realidad no estén deprimidos. Si todavía está preocupado, mantenga la calma y comuníquese con el pediatra de su hijo para una evaluación.
Si su hijo ha tenido síntomas durante menos de dos semanas, es posible que simplemente tenga cambios de humor normales. Siempre que su hijo no parezca estar en crisis, espere y vea si los síntomas duran más de dos semanas
Paso 2. Obtenga información de otras personas que ven a su hijo con regularidad
Hable con otros miembros de la familia, los maestros de su hijo y cualquier otro adulto que interactúe con su hijo a menudo. Pregúnteles si han notado que su hijo se comporta de manera diferente o tiene problemas de humor.
Paso 3. Concierte una cita con un médico
Lleve a su hijo al pediatra para un chequeo. Informe al médico sobre los síntomas que ha notado y pídale que descarte cualquier causa física. Si su hijo está físicamente sano, es probable que el médico lo derive a un especialista en salud mental pediátrica para una evaluación.
Paso 4. Ayude a su hijo a recibir tratamiento
Analice las opciones de tratamiento de su hijo con su médico, psicólogo o psiquiatra. Si recomiendan la terapia cognitivo-conductual, programe una cita para su hijo con un terapeuta y manténgase actualizado sobre su progreso. Si su hijo necesita medicamentos, asegúrese de que se los tome según las indicaciones.
- La terapia puede involucrarlo a usted y a su hijo, o con el tiempo, su hijo puede reunirse con el terapeuta por su cuenta.
- La terapia cognitivo-conductual se recomienda con mayor frecuencia para tratar la depresión en niños y adolescentes. La medicación generalmente se prescribe solo en casos moderados o graves.
- Ayude a su hijo a encontrar un terapeuta con el que se sienta cómodo. Es posible que tenga que probar más de uno antes de encontrar a alguien que se adapte bien.
Paso 5. Anime a su hijo a seguir participando en actividades regulares
Ayude a su hijo a mantenerse sano dándole alimentos nutritivos y animándolo a hacer ejercicio. Estimule sus espíritus haciendo cosas divertidas juntos y asegúrese de que tengan tiempo para ver a sus amigos y trabajar en sus pasatiempos.